Palabras del Papa: (30 de mayo de 2012)
Ciudad del Vaticano, 30 mayo 2012 (VIS).-Al final de la
audiencia general de hoy, el Santo Padre ha hablado sobre los recientes sucesos
que han tenido lugar en el Vaticano, con estas palabras: “Los acontecimientos
de estos días, referidos a la Curia y a mis colaboradores, han llevado tristeza
a mi corazón; pero nunca se ha ofuscado la firme certeza de que, a pesar de las
debilidades del hombre, las dificultades y las pruebas, el Espíritu Santo guía
la Iglesia y el Señor la ayudará siempre sosteniéndola en su camino”.
“Sin embargo, se han multiplicado las conjeturas,
amplificadas por algunos medios de comunicación, del todo arbitrarias, y que
han ido mucho más allá de los hechos, ofreciendo una imagen de la Santa Sede
que no se corresponde con la realidad. Deseo por ello alentar y renovar mi confianza
a mis más estrechos colaboradores, así como a cuantos me ayudan en el
cumplimiento de mi ministerio cotidianamente, con fidelidad, espíritu de
sacrificio y en el silencio”.
Del Sustituto de la Secretaría de Estado:
CARTAS ROBADAS AL PAPA: ENTREVISTA AL SUSTITUTO DE LA
SECRETARÍA DE ESTADO
Ciudad del Vaticano, 30 mayo 2012 (VIS).- “L'Osservatore
Romano” publica hoy una entrevista con el arzobispo Angelo Becciu, sustituto de
la Secretaría de Estado, sobre el asunto de las cartas robadas al Papa, presuntamente
por su ayuda de cámara.
El arzobispo Becciu afirma que ha visto al Santo Padre
“dolido, porque, por lo que ha podido verse hasta ahora, alguien cercano a él
parece responsable de comportamientos injustificables desde cualquier punto de
vista. Cierto, en el Papa prevalece la piedad por la persona implicada. Pero
queda el hecho de que ha sufrido una acción brutal: Benedicto XVI ha visto
publicadas cartas robadas de su casa, cartas que no son simple correspondencia
privada, sino informaciones, reflexiones, manifestaciones de conciencia,
incluso desahogos que ha recibido únicamente en razón de su ministerio. También
por eso el Pontífice está particularmente dolido, por la violencia que han
sufrido los autores de las cartas o los escritos dirigidos a él”.
A juicio del sustituto de la Secretaría de Estado, la
publicación de estos documentos es “un acto inmoral de inaudita gravedad. Sobre
todo porque no se trata únicamente de una violación, ya en sí misma gravísima,
de la reserva a la que cualquiera tiene derecho, sino también de un vil ultraje
a la relación de confianza entre Benedicto XVI y quien se dirige a él, también
para expresar en conciencia una protesta. No se han robado simplemente algunas
cartas al Papa, se ha violentado la conciencia de quien se ha dirigido a él
como al Vicario de Cristo, y se ha atentado al ministerio del Sucesor del
Apóstol Pedro”.
Para el arzobispo Becciu, no se puede tratar de justificar
la publicación de las cartas con una pretensión de transparencia y reforma de
la Iglesia: no es lícito robar ni aceptar lo que otros han robado. “Son
principios simples, quizá demasiado simples para algunos, pero lo cierto es que
cuando alguien los abandona, se pierde fácilmente y lleva también a los demás a
la ruina. No puede haber renovación que pisotee la ley moral, quizá basándose
en que el fin justifica los medios, un principio que además no es cristiano”.
Una parte de los artículos publicados por la prensa en estos
días insiste en que las cartas robadas revelan un mundo turbio dentro de los
muros del Vaticano. Mons. Angelo Becciu observa al respecto que “por una parte,
acusan a la Iglesia de gobernar de modo absolutista; por otra, se escandalizan
de que algunos, escribiendo al Papa, expresen ideas o quejas sobre la
organización del gobierno mismo. Los documentos publicados no revelan luchas o
venganzas, sino esa libertad de pensamiento que, en cambio, se dice que la
Iglesia no permite. (…) Los diversos puntos de vista, incluso las valoraciones
contrastantes, son más bien normales. Si alguien se siente incomprendido, tiene
todo el derecho de dirigirse al Pontífice. ¿Dónde está el escándalo? Obediencia
no significa renunciar a tener un juicio propio, sino manifestar con sinceridad
y hasta el fondo el propio parecer, para luego aceptar la decisión del
superior. Y no por cálculo, sino por adhesión a la Iglesia querida por Cristo”.
Respecto a la imagen del Vaticano que se está transmitiendo
estos días, el arzobispo afirma que siente mucho que esté tan deformada, pero
que “ello nos debe hacer reflexionar y estimularnos a todos nosotros a
esforzarnos a fondo para hacer que se vea una vida más conforme con el
Evangelio”.
Para terminar, el arzobispo desea decir a los católicos que
“en el Papa no ha disminuido la serenidad que lo lleva a gobernar la Iglesia
con determinación y clarividencia. (…) Hagamos nuestra la parábola evangélica
que el Papa Benedicto ha recordado hace pocos días: el viento se abate sobre la
casa, pero ésta no se derrumbará. El Señor la sostiene y no habrá tempestades
que puedan abatirla”.