¡Nuevo! Texto de la catequesis semanal del santo padre Benedicto XVI.




NINGUNA ORACIÓN PIERDE SÍ, SIEMPRE ENCUENTRA RESPUESTA MAR AUNQUE MISTERIOSA


Palabras de Benedicto XVI en la Audiencia General de

CASTEL GANDOLFO, miércoles 12 September 2012 ( ZENIT.org ) -. La audiencia general de this Mañana sí realizó una las 10,30 Horas en el Aula Pablo VI, en Donde el Santo Padre Benedicto XVI - proveniente en helicóptero desde la residencia de Castel Gandolfo-ha encontrado Grupos de Noticias peregrinos y Fieles llegados desde Italia y de sabor Todas las contradictoria del Mundo.
En Su Discurso en idioma italiano el papa, siguio el Ciclo de catequesis Sobre La Oración, Meditación y Centro do en el Libro del Apocalipsis.
Despues De Haber Resumido Su catequesis en Diversos Idiomas, el santo padre Dirigió un saludo especial de Los Grupos de Noticias Presentes Fieles. ASI a la vigilia de Su Viaje apostólico en el Líbano, pronunció sin Llamamiento en favor de la paz y de la fraternidad de Toda La Medioriental región.
La audiencia concluyó con el canto del Padre Nuestro y la Bendición Apostólica.
De allí realizada el santo padre volvio HACIA Castel Gandolfo.
Markerte el Texto de las Palabras pronunciadas Por El santo padre.
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Queridos hermanos y hermanas:
El miércoles Pasado Hable Sobre la plegaria en la Primera Parte del Apocalipsis, Hoy pasamos a la Segunda Parte del Libro, y while en la Primera Parte La Oración está Orientada Hacia el interno de la vida eclesial, la atención realizada en La Segunda está dirigida al Mundo entero. La Iglesia de Hecho, Camina en la Historia, es Parte del Proyecto de Dios. La asamblea Que escuchando el Mensaje de Juan - Por El lector presentado-ha Descubierto el proprio Deber de colaborar con el Desarrollo del Reino de Dios Como "Sacerdotes de Dios y de Cristo" ( Ap 20,6; cfr 1,5; 5 , 10), y SE ABRE Sobre el Mundo de Los Hombres. Y dos modos here emergencias de Vivir la Relación dialéctica Entre ELLOS: El Primero, lo podriamos DEFINIR el "sistema de Cristo", al Cual la asamblea TIENE La Felicidad de pertenecer, y El Segundo es el "sistema terrestre anti-Reino y anti- Puesto en alianza acto Por influjo del maligno ", El Cual engañando a Los Hombres QUIERE Realizar Un Mundo opuesto al querido Por Cristo y Por Dios (cfr Pontificia Commissione Biblica, Bibbia Moral e. Radici bibliche dell'agire cristiano, 70).
La asamblea TIENE 'entonces' Que sable leer En Profundidad La Historia Que está Viviendo, Aprendiendo a discernir con Su fe los acontecimientos párrafo colaborar con el Reino de Dios. Y ESTA obra de Lectura y de discernimiento, Como also de Acción, está relacionada con la Oración.
Sobre Todo Despues De La Llamada insistente de Cristo Que, en la Primera Parte del Apocalipsis, Hasta Siete Veces DIJO: "Quien Tenga Oídos, ESCUCHE Lo Que El Espíritu le dados a la Iglesia" (cfr Ap 2,7.11.17.29, 3, 13.06.22), la asamblea es invitada a subir al Cielo párrafo Mirar La Realidad con los ojos de Dios. Y here encontramos tres Símbolos, Puntos de Referencia de los Que Partir párr leer la Historia: el trono de Dios, el Cordero de Dios, el Cordero y el libro (cf. Ap 4,1 - 5,14).
El cebador simbolo es el trono, Sobre el Cual está sin Sentado Personaje Que Juan no describe, PORQUE SUPERA Todo Tipo de Representación Humana. Florerias Solamente esbozar al SENTIDO De la belleza y Alegría Que Se prueba encontrándose Delante de el. Este Personaje misterioso es Dios, Dios omnipotente Que No Se ha quedado encerrado en Su Cielo Sino Que Se Acerco al hombre Entrando en alianza con el. Que Dios HACE Sentir en la Historia de Manera misteriosa Pero real, Su Voz, simbolizada relámpagos y truenos Por. Son Varios Los Elementos Que aparecen en Torno a Dios, Como los Veinticuatro Ancianos y Los Cuatro Seres Vivientes, Que le Rinden incesantemente alabanza al Único Señor de la Historia.
El cebador Simbolo Por lo Tanto es el trono. El Segundo es el Libro, Que contains El Plan de Dios Sobre los acontecimientos y Sobre los Hombres. No está cerrado herméticamente Por Siete Sellos y Nadie es Capaz de leerlo. Ante this Incapacidad del hombre de percibir el Proyecto de Dios, Juan Siente Una profunda tristeza Que lo lleva a llorar. Heno Pero sin remedio a la desorientación del hombre ante del misterio de la Historia: Alguien es Capaz de abrir el Libro y de iluminarlo.
Y aparece here El Tercer Simbolo: Cristo, el Cordero inmolado en el Sacrificio de la Cruz, Que está de pie, significando Su Resurrección. Y es justamente el Cordero, el Cristo muerto y resucitado Que abre progresivamente los Sellos y desvela el plan de de Dios, el SENTIDO profundo de la Historia.
¿Que Dicen ESTOS Símbolos? Estós nep recuerdan Cual es el camino párr sable leer los Hechos de la Historia y de Nuestra Vida Misma. Levantando los ojos al Cielo de Dios, en la Relación Constante con Cristo, abriéndole un eL Nuestro Corazón y Mente our con la Oración personal y comunitaria, aprendemos a ver las Cosas de Una Manera nueva ya aferrar el SENTIDO MÁS Verdadero. La Oración es Como Una Ventana Abierta Que Nos permite Tener la mirada vuelta HACIA Dios, no Solamente párrafo recordarnos la meta Hacia la Cual Nos dirigimos, sino also párrafo DEJAR Que la Voluntad de Dios ilumine Nuestro camino Terreno Y Nos ayude a vivirlo con intensidad y Empeño.
¿De que Manera El señor Guía a la Comunidad Cristiana a UNA MAS Lectura profunda de la Historia? De Antes de Todo invitándonos a ConSiderar con realismo El Presente Que ESTAMOS Viviendo. El Cordero abre 'entonces' Los Cuatro Primeros Seals del Libro, y la Iglesia ve El Mundo En El Cual está insertada, Un Mundo En El Que existencial Varios Elementos Negativos.Existencial los hombres Que Realiza El Hombre, Como La Violencia, Que NACE del deseo de poseer, de prevalecer UNOS Sobre los Otros, al punto de Llegar a asesinarse (second sello), o la injusticia, PORQUE Los Hombres no respetan las Leyes Que Se Han Dado (Tercer sello). A ESTOS sí agregan los varones Los Que El Hombre Que TIENE Sufrir, Como la Muerte, el Hambre, la Enfermedad (Cuarto sello). A Realidades estas, Muchas Veces dramáticas, La Comunidad eclesial Viene invitada a ninguna Nunca Perder la Esperanza, una Creer firmemente de Me aparente omnipotencia del maligno choca con la Verdadera Que es la omnipotencia de Dios.
El Primer sello Que el Cordero abre contains justamente Este Mensaje. Narra Juan: "Y vi: un caballo blanco. Quien lo montaba tenia sin arco, le FUE dada Una corona y El salio victorioso párrafo Vencer NuevaMente "( Ap 6,2). En la Historia del Hombre ha entrado La Fuerza de Dios, Que No Solamente it Capaz de equilibrar EL MAL, sino incluso de vencerlo. El color blanco HACE Recordar la Resurrección: Dios sí volvio tan Cercano Hasta El punto de descender a la obscuridad de la Muerte párrafo iluminarla con el esplendor de Su vida divina; ha Tomado Sí Sobre el mal del Mundo para purificarlo con el fuego de Su Amor .
¿Como CRECER CON ESTA Lectura cristiana La Realidad? El Apocalipsis nn Qué Dice La Oración Alimenta en Cada Uno de Nosotros y Nuestras Comunidades en this visión de luz y de profunda esperanza: nos invitación a no dejarnos Vencer Por El mal, sino una Vencer el mal con el bien, a un Cristo crucificado Mirar y resucitado Que nep ASOCIA una victoria su. La Iglesia vive en la Historia, No Se Cierra en si Misma, Sino Que afronta con coraje Su camino en Medio de las Dificultades y sufrimientos, afirmando estafadores FUERZA QUE EL EN Definitiva mal no bien vence al, la obscuridad no ofusca el esplendor de Dios . Este Es Un punto Importante párr Nosotros, cristianos Como No Podemos Nunca pesimistas Ser; sabemos bien Que en el camino de Nuestra Vida encontramos Muchas Veces Violencia, mentira, odio, Persecución, Pero ESTO no desanima nos. Especialmente la Oración nn educa a ver los Signos de Dios, Su Presencia y Acción, MAS AUN, un servicio Nosotros Luz del bien, Que difunde la esperanza e indica Que la victoria es de Dios.
This Perspectiva lleva a elevar el Agradecimiento y la alabanza a Dios y al Cordero: los Veinticuatro Ancianos y Los Cuatro Seres Vivientes Cantan Juntos el "canto nuevo" Que Celebra la obra de Cristo Cordero, el Cual Volverá "Nuevas sabor Todas las cosas" ( Ap 21,5). Si bien es this Renovación Sobre Todo un don Que heno Que pedir.
Y encontramos here Otro Elemento Que debe caracterizar la Oración: invocar al Señor con insistencia párr Que venga Su Reino, Que el hombre Tenga El Corazón dócil al señorío de Dios, Que sea Su Voluntad La Que oriente Nuestra Vida y la del Mundo. En la visión del Apocalipsis, this Oración de Solicitud está representada Por Un especial Importante: "Los Veinticuatro Ancianos" y "Los Cuatro Seres Vivientes" TIENEN EN SU mano, Junto a la cítara Que acompaña un su canto "copas de oro Llenas de incienso "(5,8 a) Que explica Cómo Sé" son las plegarias de los santos "(5,8 b), de Los Que Han Alcanzado ya a Dios, ademas de Todos Nosotros ¿Quienes Estamos en camino. Y VEMOS Que ante el trono de Dios, un Ángel en la mano TIENE UN incensario de oro en el qué mete contínuamente los Granos de incienso, ES DECIR Nuestras Oraciones, Cuyo suave olor es Ofrecido Junto a las Oraciones Que Suben a la Presencia de Dios (cfr Ap 8,1-4). Que Es Un simbolismo dados nep Que sabor Todas Nuestras Oraciones - Todos con los limites, la fatiga, la Pobreza, la aridez, las imperfecciones Que puedan hijo Tener CASI-purificadas y llegan al Corazón de Dios. Debemos ESTAR SEGUROS DE Que No heno Oraciones superfluas, inutiles; Ninguna Pierde sí. Y encuentran Respuesta, aunque un Veces mar misteriosa, ¿porqué Dios es Amor y Misericordia infinita. A Menudo, Frente al mal, SE TIENE la SENSACIÓN DE No Poder HACER nada, Pero es justamente Nuestra Oración La Primera Respuesta Y MÁS Eficaz Que Podemos dar HACE MÁS Y Que Fuerte Nuestro Compromiso cotidiano defensor Por el bien. La Potencia de Dios HACE fecunda Nuestra Debilidad (cf. Rm8,26-27).
Querría concluir con Alguna Alusion al Diálogo final (cf. Ap 22,6-21). Jesús Repite Varias Veces: "Él here Que vuelvo pronto" ( Ap 22,7.12). This Afirmación indica no solo la Perspectiva futura del Fin de los Tiempos, sino also la Presente: Jesús Viene, Pone Su morada es Quien cree en El y lo Acoge. La asamblea, 'entonces', guiada Por El Espíritu Santo, a Jesús Repite la Invitación urgente a hacerse Cada Vez MÁS Cercano: "Ven" ( Ap 22,17 a). Es Como La "esposa" (22,17) Que aspira ardientemente a la Plenitud de la nupcialidad. Por Tercera Vez HACE la invocación: "Amén ​​Ven, Señor Jesús." (22,20 b); y el lector concluye Con Una Expresión Que manifiesta el SENTIDO of this Presencia: "La gracia del Señor Jesús Esté Todos con" (22,21 ).
El Apocalipsis, Aun en la Complejidad de los Símbolos, nos implicaciones en Una Oración Muy rica, Por La Cual also Nosotros Escuchamos, alabamos, Damos gracias, contemplamos al Señor, le pedimos Perdón. Su Estructura de Oración Litúrgica gran comunitaria es also Una Fuerte Llamada a redescubrir la Carga Extraordinaria y transformante TIENE Que la Eucaristía, en especial querría invitar Fuerza con un servicio Fieles a la Santa Misa dominical en el Día del Señor, el domingo, ¡Verdadero centro de la Semana! La Riqueza de la Oración en el Apocalipsis nn HACE Pensar En Un diamante, Que TIENE Una serie de caras Fascinante, Pero Cuyo valor reside en La Pureza Único del núcleo central. Las sugestivas Formas de Oración Que encontramos en el Apocalipsis Hacen brillar 'entonces' la Riqueza unica e indecible de Jesucristo.Gracias.


LA ORACIÓN EN LA PRIMERA PARTE DEL APOCALIPSIS


Texto de la catequesis semanal del santo padre Benedicto XVI

La oración en la primera parte del Apocalipsis (Ap. 1,4-3.22)
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy, después de las vacaciones, retomamos las audiencias en el Vaticano, continuando en esa "escuela de oración", que estoy viviendo junto a ustedes en estas Catequesis de los miércoles.
Hoy quisiera hablar de la oración en el libro del Apocalipsis, que, como ustedes saben, es el último del Nuevo Testamento. Es un libro difícil, pero que contiene una gran riqueza. Este nos pone en contacto con la oración viva y palpitante de la asamblea cristiana, reunida "en el día del Señor" (Ap. 1,10); es esta, en efecto, la traza de fondo en el que se mueve el texto.
Un lector presenta a la asamblea un mensaje confiado por el Señor al evangelista Juan. El lector y la asamblea son, por así decirlo, los dos protagonistas del desarrollo del libro; a ellos, desde el principio, se les dirige un saludo festivo: "Dichoso el que lea y los que escuchen las palabras de esta profecía" (1,3). Mediante el diálogo constante entre ellos, surge una sinfonía de oración, que se desarrolla con una gran variedad de formas hasta la conclusión. Escuchando al lector que presenta el mensaje, escuchando y observando a la asamblea que responde, su oración tiende a ser nuestra.
La primera parte del Apocalipsis (1,4-3,22) tiene, en la actitud de la asamblea que ora, tres etapas sucesivas. La primera (1,4-8) consiste en un diálogo --único caso en el Nuevo Testamento--, que se lleva a cabo entre la asamblea apenas reunida y el lector, el cual le dirige un saludo de bendición: "Gracia y paz a ustedes" (1,4). El lector subraya el origen de este saludo: este deriva de la Trinidad, del Padre, del Espíritu Santo, de Jesucristo, que participan juntos en llevar adelante el proyecto creativo y de salvación para la humanidad. La asamblea escucha, y cuando siente nombrar a Jesucristo, es como una explosión de alegría y responde con entusiasmo, elevando la siguiente oración de alabanza: "Al que nos ama, y nos ha lavado con su sangre de nuestros pecados, y ha hecho de nosotros un Reino de sacerdotes para su Dios y Padre, a él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén" (1,5b-6). La asamblea, rodeada por el amor de Cristo, se siente liberada de la esclavitud del pecado y se proclama "reino" de Jesucristo, que le pertenece por completo.
Reconoce la gran misión que por el bautismo se le ha confiado para llevar al mundo la presencia de Dios.
Y concluye su celebración de alabanza mirando de nuevo directamente a Jesús y, con creciente entusiasmo, le reconoce "la gloria y el poder" para salvar a la humanidad. El "amén" final, concluye el himno de alabanza a Cristo. Ya estos primeros cuatro versículos contienen una gran riqueza de indicios para nosotros; nos dicen que nuestra oración debe ser, ante todo, escucha de Dios que nos habla. Inundados de tantas palabras, no estamos acostumbrados a escuchar, sobre todo ponernos en la disposición del silencio interior y exterior para estar atentos a lo que Dios nos quiere decir. Estos versículos nos enseñan también que nuestra oración, a menudo solo de súplica, debe ser antetodo de alabanza a Dios por su amor, por el don de Jesucristo, que nos ha traído la fuerza, la esperanza y la salvación.
Una nueva intervención del lector señala a la asamblea, aferrada al amor de Cristo, el compromiso de captar su presencia en la propia vida. Dice: "Miren, viene acompañado de nubes; todo ojo le verá, hasta los que le traspasaron, y por él harán duelo todas las razas" (1,7a). Después de ascender al cielo en una "nube", símbolo de la trascendencia (cf. Hch. 1,9), Jesucristo regresará así como subió a los cielos (cf. Hch. 1,11b). Entonces todos los pueblos lo reconocerán y, como exhorta san Juan en el cuarto evangelio, "Mirarán al que traspasaron" (19,37). Pensarán en sus pecados, causa de su crucifixión, y, como aquellos que lo habían visto directamente en el Calvario, "se golpearán el pecho" (cf. Lc. 23,48) pidiéndole perdón, para seguir en la vida y así preparar la plena comunión con Él, después de su regreso definitivo. La asamblea reflexiona sobre este mensaje y dice: "Sí. ¡Amén!"(Ap. 1,7 b). Expresa con su "sí", la acogida plena de lo que se le ha comunicado y pide que esto pueda convertirse en realidad. Es la oración de la asamblea, que medita sobre el amor de Dios manifiestado de modo supremo en la Cruz, y pide de vivir con coherencia como discípulos de Cristo.
Y esta es la respuesta de Dios: "Yo soy el Alfa y la Omega, Aquel que es, que era y que va a venir, el Todopoderoso" (1,8). Dios, que se revela como el principio y el final de la historia, acepta y toma en serio la petición de la asamblea. Él ha estado, está y estará presente y activo con su amor en los asuntos humanos, en el presente, en el futuro, así como en el pasado, hasta llegar a la meta final. Esta es la promesa de Dios. Y aquí nos encontramos con otro elemento importante: la oración constante despierta en nosotros un sentido de la presencia del Señor en nuestra vida y en la historia, y la suya es una presencia que nos sostiene, nos guía y nos da una gran esperanza, aún en medio de la oscuridad de ciertos acontecimientos humanos; además, cada oración, incluso aquella en la soledad más radical, nunca es un aislarse y nunca es estéril, sino que es el elemento vital para alimentar una vida cristiana cada vez más comprometida y coherente.
La segunda fase de la oración de la asamblea (1,9-22) profundiza aún más la relación con Jesucristo: el Señor aparece, habla, actúa, y la comunidad más cercana a él, escucha, reacciona y acoge. En el mensaje presentado por el lector, san Juan relata su experiencia personal de encuentro con Cristo: se encuentra en la isla de Patmos por causa de la "palabra de Dios y del testimonio de Jesús" (1,9), y es el "día del Señor" (1,10a), el domingo, en el que se celebra la Resurrección. Y san Juan está "tomado por el Espíritu" (1,10a). El Espíritu Santo lo llena y lo renueva, ampliando su capacidad de aceptar a Jesús, quien lo invita a escribir. La oración de la asamblea que escucha, poco a poco asume una actitud contemplativa, marcada por los verbos "ve", "mira": completa, es decir, lo que el lector le propone, internalizándolo y haciéndolo suyo.
Juan oyó "una gran voz, como de trompeta" (1,10b), la voz lo obliga a enviar un mensaje "a las siete Iglesias" (1,11) que se encuentran en Asia Menor y, por su intermedio, a todas las Iglesias de todos los tiempos, junto con sus Pastores. El término "voz… de trompeta", tomada del libro del Éxodo (cf. 20,18), recuerda la manifestación divina a Moisés en el Monte Sinaí e indica la voz de Dios que habla desde su cielo, desde su trascendencia. Aquí es atribuida a Jesucristo Resucitado, que de la gloria del Padre habla, con la voz de Dios, a la asamblea en oración. Dando la vuelta "para ver la voz" (1,12), Juan ve "siete candeleros de oro, y en medio de los candeleros, como a un Hijo de hombre" (1,12-13), término particularmente familiar para Juan, que le indica al mismo Jesús. Los candeleros de oro, con sus velas encendidas, indican la Iglesia de todos los tiempos en actitud de oración en la Liturgia: Jesús Resucitado, el "Hijo del hombre", está en medio de ella, y, revestido con las vestiduras del sumo sacerdote del Antiguo Testamento, desarrolla la función sacerdotal de mediador ante el Padre. En el mensaje simbólico de Juan, sigue una manifestación luminosa de Cristo resucitado, con las características propias de Dios, que se producen en el Antiguo Testamento. Se habla de "... cabellos blancos, como la lana blanca, como la nieve" (1,14), símbolo de la eternidad de Dios (cf. Dn. 7,9) y de la Resurrección. Un segundo símbolo es el del fuego, que en el Antiguo Testamento se refiere a menudo a Dios para indicar dos propiedades. La primera es la intensidad celosa de su amor, que anima su pacto con el hombre (cf. Dt. 4,24).
Y es esta misma intensidad ardiente del amor, que se lee en los ojos de Jesús resucitado: "Sus ojos como llama de fuego" (Ap. 1,14a). El segundo es la capacidad incontenible de vencer el mal como un "fuego devorador" (Dt. 9,3). Así que incluso "los pies" de Jesús, en camino para enfrentar y destruir el mal, tienen el brillo del "metal precioso" (Ap. 1,15). La voz de Jesucristo, entonces, "como voz de grandes aguas" (1,15c), tiene el rugido impresionante "de la gloria del Dios de Israel", que se traslada a Jerusalén, mencionado por el profeta Ezequiel (cf. 43,2).
Siguen todavía otros tres elementos simbólicos que muestran lo que Jesús Resucitado está haciendo por su Iglesia: la mantiene firmemente en su mano derecha –una imagen muy importante: Jesús tiene a la Iglesia en la mano--, le habla con el poder penetrante de una espada afilada, y le muestra el esplendor de su divinidad: "Su rostro, como el sol cuando brilla con toda su fuerza" (Ap.1,16). Juan quedó tan impresionado por esta maravillosa experiencia del Resucitado, que se siente desfallecido y cae como muerto.
Después de esta experiencia de la revelación, el Apóstol tiene delante al Señor Jesús hablando con él, lo tranquiliza, le coloca una mano sobre la cabeza, le revela su identidad como el Crucificado Resucitado, y le encarga transmitir su mensaje a las Iglesias (Ap. 1,17-18). Una cosa hermosa de este Dios, ante el cual desfallece y cae como muerto. Es el amigo de la vida, y le pone su mano sobre la cabeza. Y así será también con nosotros: somos amigos de Jesús. Por tanto, la revelación del Dios Resucitado, del Cristo Resucitado, no será terrible, sino será el encuentro con el amigo. Incluso la asamblea vive con Juan un momento particular de luz delante del Señor, unido, sin embargo, a la experiencia del encuentro cotidiano con Jesús, experimentando la riqueza del contacto con el Señor, que llena cada espacio de la existencia.
En la tercera y última fase de la primera parte del Apocalipsis (Ap.2-3), el lector propone a la asamblea un mensaje séptuplo en el cual Jesús habla en primera persona. Dirigido a las siete Iglesias en Asia Menor situadas alrededor de Éfeso, el discurso de Jesús parte de la situación particular de cada Iglesia, para luego extenderse a las Iglesias de todos los tiempos. Jesús entra en el corazón de la situación de cada iglesia, haciendo énfasis en las luces y sombras, y dirigiéndoles un llamamiento urgente: "Arrepiéntanse" (2,5.16; 3,19c), "Mantén lo que tienes" (3,11), "vuelve a tu conducta primera" (2,5)," Sé pues ferviente y arrepiéntete" (3,19b) ... Esta palabra de Jesús, si es escuchada con fe, de inmediato comienza a ser efectiva: la Iglesia en oración, acogiendo la Palabra del Señor, se transforma.
Todas las iglesias deben ponerse en una escucha atenta al Señor, abriéndose al Espíritu como Jesús pide con insistencia repitiendo esta indicación siete veces: "El que tiene oídos, oiga lo que el Espíritu le dice a las Iglesias" (2,7.11.17.29;3,6.13.22). La asamblea escucha el mensaje recibiendo un estímulo para el arrepentimiento, la conversión, la perseverancia, el crecimiento en el amor, la orientación para el camino.
Queridos amigos, el Apocalipsis nos presenta una comunidad reunida en oración, porque es justamente en la oración donde experimentamos siempre en aumento, la presencia de Jesús con nosotros y en nosotros. Cuanto más y mejor oremos con constancia, con intensidad, tanto más nos asemejamos a Él, y Él realmente entra en nuestra vida y la guía, dándole alegría y paz. Y cuanto más conocemos, amamos y seguimos a Jesús, más sentimos la necesidad de permanecer en oración con Él, recibiendo serenidad, esperanza y fuerza en nuestra vida. Gracias por su atención.

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